Dirección: Rodrigo Sorogoyen
Reparto: Antonio De la torre, Mónica López, Jose María Pou, Nacho Fresneda, Ana Wagener, Luís Zahera.
Género: ThrillerDuración: 131 min.
España, 2018
En "El Reino" nos encontramos un estilo de realización fresco. Respecto al guión, las temperaturas ya se elevan hasta calentar a muchos. Y no a causa de una especie de excitación artística o carnal, sino por lo poco novedosa que es su desarrollo. En un arte de más de cien años, quien aporta nuevos temas es un genio. No es fácil. Pero eso no es lo que se reclama. Hay genios como Tarantino, acusados de ser alguno de los directores más plagiadores o que más facilidad tiene para dejarse inspirar de la historia actual, que aún así con sus westerns sigue abriendo bocas y produciendo ovaciones desde el salón de casa.
En "El Reino" tratan un tema recurrente desde hace ya 10 años en España. La corrupción del sistema político. Es curioso que se han hecho muchas películas de dicha temática en los últimos años y todavía no he encontrado ninguna que no caiga en la demagogia y las conclusiones infantiles, simples y predecibles. En la película de Rodrigo Sorogoyen no se consigue ser la excepción. Sorogoyen, por lo menos, no se queda con las ganas de que escuchemos su opinión acerca del tema. Filmando una última escena donde dos actores sueltan dos parrafadas sin alma propias de un artículo de opinión dominical y poco efectivas en una película. En una parrafada la periodista crítica la moral del politíco corrupto, y en la otra el politico corrupto hace lo propio con los periodistas comprados por un partido político. Y así se queda el director agusto y a los espectadores, que ya tenemos una opinión propia y formada y que no necesitamos monologos mascaditos y moralizadores, nos deja sin final de la trama que trata el film.
La historia en general, es superficial. Profundidad inexistente en los líderes políticos y en sus delitos. Simplemente son los malos, han hecho cosas muy malas y están muy nerviosos. Y esto último es lo único que gusta y convence. ¿Por qué? Porque el director lo plasma genial con una dirección de cámara con nervio, ojo nervioso con stedy cam siguiendo al protagonista y planos secuencia magnifícos, llenos de suspense y ritmo. Inolvidable, aunque de credibilidad dudosa, la escena de la llegada de Antonio De la torre al chalet de Andorra.
Es esta dirección de cámara y la banda sonora la que mejor logra transmitir la ansiedad sentida por los personajes implicados en la trama. Algunas interpretaciones, como la de Antonio De la Torre, son creíbles y aceptables, otras resultan cargantes, extravagantes e incluso cómicas. Luís Zahera es oro, actor estrella español. Pero en esta película nos lo presentan como un secundario desatado, excesivamente desatado. Con una violencia, sin demasiada justificación en la mayoría de las situaciones. Y protagonizando una escena en el balcón de su despacho que te atrapa y destaca por encima de muchas dentro de la película. Pero no por nada que no sea lo cómica que llega a resultar. Zahera se desata hasta rebasar los límites creíbles de la sobreactuación. Después nos encontramos a una líder política, interpretada por Ana Wagener que sí, es andaluza y española de pura cepa. Pero son esas pinceladas exageradas de su personaje, las que nos hacen olvidar que también lidera un partido político. También es cierto que esas pinceladas irrisorias y viscerales de los personajes políticos de esta película se agradecen por el acercamiento, ciertamente, a la realidad que se intenta exhibir. Es mejor este intento, que no otros, de otras películas donde los políticos españoles son fríos, calculadores y solo falta que uno de ellos sea Denzel Washington interpretando a Barack Obama. Esto es España, tampoco hay que olvidarlo, bien es cierto.
La película la recomiendo por entretenida, exagerada, diferente, ritmica y, en definitiva palomitera. Además, alguno logrará desfogar viendo como esos sinverguenzas, tan cercanos y reales tristemente, se intentan matar entre ellos.
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